Vaya. Yo pensé que la divulgación científica era, amén de meritorio, algo muy serio (me permito recordarte que serio no es sinónimo de aburrido), pero la redacción de Ciencia (o algo así) de dos periódicos españoles está empeñada en demostrar que me equivoco.
Comencemos por el de (casi) siempre, mi dilecto ABC (el día que cambien a los tribuletes de esta sección me tocará cerrar el blog por falta de meteduras de pata que comentar) que se hace eco de un estudio científico que va a cambiar el mundo. Ríete tú de la Teoría de la Gran Unificación e incluso de la Teoría del Todo. David Boulderstone suena como próximo ganador del premio Nobel (Ignatius Nobel, por supuesto) de Física por su estudio científico sobre la energía que necesita la Estrella de la muerte para destruir un planeta del tamaño de la Tierra. Si crees que acabas de quedarte dormido y estás teniendo una pesadilla, por desgracia estás despierto y el artículo está aquí.
Y ya que estamos con la serie de películas más sobrevaloradas de la historia del cine, Luis Alfonso Gámez de El Correo vuelve a aparecer por aquí por el mismo motivo que la vez anterior, una desmedida afición a interpretar los descubrimientos científicos como confirmación de lo que aparece en películas de ficción varias (y en esta ocasión es un truño fílmico de cuidado). ¿Que se descubren planetas orbitando en torno a sistemas estelares binarios? Tatooine que te crió...
¿Qué será lo próximo? ¿Un estudio cientíco (¿o era cinetífico?) sobre si las garras de adamantium de Logan son capaces de lonchear a este plúmbeo personaje?
Por supuesto, no tengo la pretensión de que los periodistas científicos sean científicos en vez de periodistas (bueno, pensándolo bien no estaría nada mal...) pero entre esto y que la prensa científica (fundamental para la divulgación de la Ciencia) esté en manos de lo que parece una panda de freaks aficionados a la (pésima) ciencia ficción (dos mentiras en dos palabras. Esto no lo supera ni un político español) hay un largo trecho... que los medios españoles no están dispuestos a recorrer (francamente, tener un becario resulta mucho más barato aunque tenga el pequeño problema de que no sabe distinguir la velocidad del tocino).
Frase del día: ὃς φείδεται τῆς βακτηρίας μισεῖ τὸν υἱὸν αὐτοῦ
Quien bien te quiere te hará sufrir.
ResponderEliminar"Quien no usa la vara no quiere a su hijo; quien lo ama se apresura a corregirlo." (Proverbios 13 24)
ResponderEliminarHola, José Luis,
ResponderEliminarLo primero es lo primero: felicidades por el blog.
Lo segundo es que no me arrepiento de lo hecho ni en el caso de Scrat ni en el de los Tatooines. ¿Preferías que dijera, en el titular segundo, "Hay millones de planetas circumbinarios?"? En cualquier caso, a ver si dirimimos pronto nuestras diferencias en duelo culinario.
Lo tercero. No te tolero, malandrín, que digas que Tatooine aparece "un truño fílmico de cuidado" y me pongas una imagen del infame Jar Jar Binks. Vale, Tatooine aparece en la infame 'La amenaza fantasma', pero el planeta debuto en el cine en 'La guerra de las galaxias. Una nueva esperanza' en 1977. Y podrá gustarte no, pero esa película cambió, posiblemente para mal en muchos aspectos, el cine. Por cierto, yo soy más de 'El Imperio contraataca'.
Un abrazo.
Hola, Luis Alfonso
ResponderEliminarMuchas gracias por tu felicitación. A fin de cuentas la culpa de que exista este blog la tenéis Fernando y tú así que tenéis parte alícuota en esta movida ;-)
Y sí, hubiera preferido un titular más científico y menos fantástico. Y, además, si en el fósil no aparecía una bellota, no tenía nada que ver con Scrat.
Y sí, La guerra de las galaxias (dejémonos de rollos que con ese título se estrenó en España, ni episodios, ni esperanzas ni verduras de las heras) cambió el cine... para peor. Se minusvaloró el contenido en perjuicio de la tramoya. Dejó de importar que la historia fuera un truño mientras se vistiera con efectistas efectos (¡toma redundancia!) especiales. El reparto no era ninguna maravilla (vale, también "salían" Alec Guinnes y Peter Cushing) encabezado por los "infumables" Mark Hamill y Carrie Fisher. Sólo acertó Lucas con Harrison Ford. Pero lo peor es que si despojamos la historia de rollitos místicos ¿qué tenemos? Pues una película de samuráis o de vaqueros que ya habíamos vistos doscientas veces. El viejos pistolero (o samurái) que adiestra al novato para que se enfrente con el "malo" para consumar una venganza con la ayuda de la chica y el amigo que parece un mal tipo pero es bueno en el fondo. Las complicaciones del guión (el malo que acaba siendo el padre, la chica que tiene que dejar de serlo porque es la hermana...) son posteriores. La verdad es que La guerra de las galaxias es una película plana, tópica hasta la náusea... un truño fílmico, vamos. Y sí, es históricamente muy importante, pero mucho más lo fue El cantor de jazz y es una de las peores películas de la historia del cine. Lo uno no quita lo otro.
Y del bicho orejudo (como de los osos de peluche de El retorno del jedi) mejor que no hablamos. Bueno, mejor nos olvidamos de toda ésta y de la cuarta, quinta y sexta que se supone eran la primera, segunda y tercera) que no llegan ni a la categoría de truño fílmico. Hasta Plan nueve del espacio exterior es mejor.