miércoles, 21 de marzo de 2012

Desarmados y peligrosos

Los ateos somos gente muy peligrosa. Al menos eso debe pensar la Delegación del Gobierno en Madrid que ha prohibido por segundo año consecutivo (la vez anterior con gobierno del PSOE y ahora con gobierno del PP para que quede claro que en esta caso -como en tantos otros- son el mismo perro con distinto collar) que los que no creemos en ningún dios podamos manifestarnos. Las razones para impedirnos ejercer nuestro derecho son kafkianas (con perdón de Kafka que era mucho más inteligente que nuestra clase política):

la medida se adopta en aras a «la necesaria protección del derecho fundamental de libertad religiosa de los católicos».

Todos somos iguales, pero algunos son más iguales que otros. Por la misma (sin)razón ¿van a prohibir las procesiones de Semana Santa por la necesaria protección del derecho fundamental de libertad religiosa -que incluye el derecho de no creer en ninguna de ellas- de los ateos? La calle es de todos, de los católicos que quieran celebrar sus actos (nada tengo que objetar a ello) y de los que queremos hacer público que no creemos en ningún dios. Ni el derecho de los creyentes se ve vulnerado en forma alguna porque yo manifieste públicamente mi ateísmo como tampoco el mío a la increencia lo es porque ellos procesionen como señal externa de su fe. En cualquier caso gracias a este maravilloso descubrimiento por parte de la Delegación del Gobierno en Madrid de que la manifestación pública de nuestro ateísmo ataca el derecho de los católicos o lo que es lo mismo, que aquéllos que manifiestan públicamente algo que es fruto de su elección personal atacan a los que han hecho otra elección diferente sobre ese mismo asunto, supongo que no volverá a existir ninguna celebración del orgullo gay (que los insondables designios de la RAE deberían haber convertido en guey) para no vulnerar los derechos de los heterosexuales ¿no? (Por si fuera necesario aclararlo, esto es una reducción al absurdo, no una solicitud de que se prohíba cualquier tipo de manifestación pública de los homosexuales).

 Las autoridades temían que las procesiones de Semana Santa se encontraran con la manifestación atea y han valorado que esa jornada supone «un día de especial siginificación» para los fieles católicos.

Me parece perfecto que sea un día de especial siginificación para los católicos (signifique esa siginifación lo que signifique) pero en mi ciudad las procesiones de Semana Santa y las manifestaciones siguen un recorrido prefijado. En Madrid, por lo visto, van unas, otras o ambas a su aire. Sólo así se explica que las autoridades teman que haya un encuentro entre ambas cuando sus recorridos no son coincidentes.

Vemos como la argumentación es tan pobre que sólo cabe considerarla como un mero pretexto. Eso me conduce a formularme una pregunta ¿por qué nos tienen miedo? Dios me libre (es una frase hecha, evidentemente) de pretender limitar en forma alguna el derecho de cualquier creyente de manifestar su fe en el momento, forma y lugar que estime conveniente. ¿Por qué debo yo dar por bueno la limitación de mi derecho a hacer lo propio con mi ateísmo? ¿Por Orwell? Joder con el estado aconfesional...

7 comentarios:

  1. A estas alturas, yo creo que nuestras imbéciles autoridades han puesto muy fácil que el modo de protesta, entendida como llamar la atención, no sea ya esta manifestación, sino esta especie de representación de convocarla y que la prohíban. Tiene mucho más significado y es más revelador que la propia manifestación, si la permitiesen.

    Es curioso... La procesión atea siempre me ha parecido una tontería. En cambio, esto de presentarla para que la prohíban me parece de lo más ingenioso y elegante. Habría que encontrarle la manera de sacarle más jugo, de que se vea más.

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    1. La verdad es que sí, se obtiene más propaganda con la prohibición que si se permitiera una manifestación que en Madrid en Jueves Santo lo menos podía reunir a cuatro gatos y eso siendo generoso ;-) Pero dado que nuestros y nuestras políticos y políticas son listos y listas como zorros y como... dejémoslo estar´;-)

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  2. Haciendo un poco de abogado del diablo (¿nunca peor dicho?), ¿qué me dices de la voluntad de provocación que se deduce del hecho de realizar una manifestación de este tipo en el día que precisamente se realizan (desde hace tiempo planificadas) manifestaciones de sentido contrario?

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    1. Mal empezamos si se considera que expresar algo contrario a lo que siente un grupo de personas es una provocación ;-) El que en una misma ciudad se celebren simultáneamente mítines del PP y del PSOE ¿es una provocación? El que haya una concentración de antitaurinos a la puerta de una plaza de toros ¿es una provocación? El que una manifestación para protestar por la política agraria termine ante la sede del ministerio correspondiente ¿es una provocación? Asumimos con normalidad la existencia de diversas maneras de entender la vida en numerosos ámbitos, pero parece que la religión no es uno de ellos.

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  3. Convocar una manifestación atea en Semana Santa, es casualidad o provocación.

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    1. Falacia de falsa disyuntiva. No es casualidad ni es una provocación. No es casualidad porque es intencionado, y no es una provocación porque no se quiere irritar o molestar a nadie, sólo mostrar en unas fechas en que las manifestaciones religiosas son muy visibles (y tienen todo el derecho a ellos) que la sociedad española es plural y que los ateos también existimos.

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  4. Enhorabuena por el blog, destila una causticidad muy divertida.
    En esta entrada discrepo de tu postura, es claramente una provocación. El que unos agricultores se manifiesten (demandando algo) frente al ministerio de agricultura, no es una provocación.
    El convocar una manifestación ultrarreligiosa pidiendo que se retire las bodas gays el mismo día del orgullo gay y frente a estos es una provocación.
    Lo mires por donde lo mires, quereis provocar -a mi me parece bien- pero es absurdo negarlo.

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