Nos, en nuestra virtud de sumos hacedores de esta bitácora, ordenamos que el día de hoy quede inscrito en letras de oro, el ABC publica un artículo con el que no sólo estoy de acuerdo sino que me parece digno de alabanza. Aplaudo la visión escéptica sobre este tema de los criptobichos aunque lamento la hipocresía subyacente. Cuando nos equivocamos (lo que sucede con frecuencia porque la inerrancia se la dejamos a Dios, suma de todas las perfecciones, que sólo tiene una pequeña imperfección, que no existe mal que le pese a Anselmo el Falaz, arzobispo cantauriense) lo que procede es rectificar y pedir disculpas. El pretender diluir la responsabilidad es propio de homeópatas y el tirar la piedra y esconder la mano de hipócritas redomados. Tiene mucha gracia que el ABC denuncie la difusión de memeces de este calibre por Internet cuando ellos contribuyeron decisivamente al extraño caso del escorpión venusino como comentamos aquí.
En cualquier caso, ojalá que alguien se haya dado cuenta del despiporre existente en la redacción de ABC y lo corte por lo sano. Me apetece mucho más leer libros maravillosos como los tres que componen la Trilogía de Deptford de Robertson Davies que escribir estas críticas, la verdad sea dicha.
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