Comencemos por aclarar un par de cosas, prueba es la acción y efecto de probar, probar es justificar, manifestar y hacer patente la certeza de un hecho o la verdad de algo con razones, instrumentos o testigos. Si, por ejemplo, alguien asegura: Dios existe le corresponde el onus probandi en virtud del principio affirmanti incumbit probatio. Ya que hablamos de probar no es admisible que diga Dios existe porque así lo siento en mi interior o Dios existe porque así lo piensa la mayor parte de la gente o Dios existe porque así lo pensaba Isaac Newton. No se trata de que sea verdadero o falso que una persona pueda sentir que Dios existe, que la mayoría de la gente acepte Su realidad o que Isaac Newton creyera en Él sino que nada de todo ello constituye una prueba porque no hace patente la certeza del hecho. Mucha gente a lo largo de la Historia ha creído en dragones, gigantes, hadas, unicornios... y eso no significa que existieran, durante la Edad Media la mayoría de la gente pensaba que la Tierra era el centro del Universo y eso no hizo que fuera cierto, Isaac Newton aceptó las bondades de la alquimia y eso no las convirtió en realidad.
Hasta aquí no debiera haber excesivos problemas (luego veremos un ejemplo de que algunos no pillan ni algo tan elemental), pero ¿qué sucede si yo afirmo Dios no existe? ¿Estoy obligado a demostrar su inexistencia? No, en virtud de los principios ontológicos y lógicos del onus probandi. ¿Mande? Por el principio ontológico aceptamos que cada cosa por ser como es tiene unas características que asumimos. Hay que probar, por tanto, lo que vaya en contradicción con esa normalidad. La frase que nunca escribió Hume según la cual Afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias no es más que la simplificación del principio ontológico del onus probandi. Por el principio lógico, el deber de probar recae en la afirmación que resulte más fácil de probar. Dado que la inexistencia de un supuesto ente es prácticamente imposible de probar lo que hay que probar es su existencia. De hecho, la petición de pruebas de inexistencia tiene un nombre específico probatio diabolica (la prueba del diablo aunque también se denomina prueba inquisitorial) y está excluida de la práctica moderna del Derecho. Cuando alguien te diga No puedes probar que los OVNIs no sean naves extraterrestres o No puedes probar que La Atlántida no existiese está demostrando una total ignorancia del onus probandi, equiparándose con los tribunales inquisitoriales y atentando contra la lógica más elemental. Si esa persona que pretende que tú tienes que probar la inexistencia de algo se viese algún día ante un tribunal que tuviera que juzgar sobre su inocencia o culpabilidad se daría cuenta de la razón de ser del onus probandi, que el acusado no tenga que probar lo que es prácticamente imposible, que él no cometió el hecho que se le imputa. Si tienes más dudas, siempre es aconsejable que veas Doce hombres sin piedad porque no sólo es una magnífica película (o una magnífica obra de teatro si prefieres la versión española con José Bódalo, José María Rodero, Luis Merlo, Manuel Alexandre, Carlos Lemos, Sancho Gracia...) sino también es un maravilloso ejemplo de cómo actúa el pensamiento crítico. Si quieres comprobarlo, puedes hacerlo de forma completamente legal aquí.
Prosigamos con el cursillo de Aprenda escepticismo en un pispás con el método del orate de turno (oui, c´est moi). Ya hemos visto quién tiene el deber de probar. Ahora llega el momento de evaluar esas pruebas. Tenemos que comprobar que lo sean realmente. Eso implica tanto su existencia real como que hagan patente la certeza de un hecho. Si son dudosas, si admiten más de una explicación (y ojo con las falacias lógicas)... sencillamente no son pruebas. Veamos un ejemplo extraído de la vida real:
El ABC nos sorprende (es una forma de hablar porque ya lo único que me sorprendería es que publicase un editorial favorable a la instauración en España de la III República) con esta noticia sobre un supuesto hijo secreto de Adolf Hitler. Confieso que ignoro si Hitler engendró o no un hijo secreto (o incluso si hizo lo propio en varias ocasiones) e incluso debo hacer público que me da un ardite porque un servidor tiene innumerables defectos, pero el de afanarme por ser un detective huelebraguetas o aun peor, un tertuliano de Tele5, no está entre ellos. Así pues puedo permitirme el lujo de ser objetivo hasta donde ello es posible.
"Loret afirmaba en una autobiografía ser hijo de Hitler, un documento muy debatido entre los expertos."
Es decir, monsieur Loret afirmó que él era hijo de Adolf Hitler. Puede que fuera cierto o que lo empleara como señuelo para hacer atractiva su autobiografía, pero incluso en el caso más favorable, que estuviera convencido de ello, eso no probaría que fuera cierto.
"La revista francesa aporta como novedad un análisis de escritos de Hitler con los de Loret"
Teníamos poco con la pseudociencia de la grafología (no confundir con la pericia caligráfica) que ahora se pretende, además, que tiene componentes hereditarios porque me vas a decir si no para qué
"También que el ejército francés financió a su madre durante la Segunda Guerra Mundial y nombra pinturas aparentemente firmadas por Hitler en el ático de la mujer."
Todo lo cual me alegra mucho, pero no nos prueba nada. Supongamos que sea cierto que su señora madre recibía una pensión del ejército francés durante la II GM. Si la razón para ello fuera que era la mamá del retoño del Fuhrer ¿no deberíamos esperar que fuera pensionada por algún organismo del régimen nacionasocialista alemán? Por otra parte, Hitler pretendió ser pintor (por desgracia era mediocre, si hubiera sido un buen artista podría ser que nos hubiéramos librado de un genocida), durante parte de su vida vivió de la venta de sus obras y como tal se conservan numerosas pinturas suyas como ésta
Todavía hoy siguen saliendo a subasta cuando sus propietarios deciden venderlas y suelen alcanzar precios considerables aunque no por su calidad artística, obviamente. Algún coleccionista como el escenógrafo Gordon Craig poseyó más de un centenar de ellas (tal vez fuera hermano ilegítimo de Hitler o algo así. Sí, esto es un nuevo sarcasmo.)
"Loret intentó en los años 70 demostrar el parentesco, para lo cual contrató a varios expertos: un historiador que visitó su casa de infancia y un investigador de la Universidad de Heidelberg, que comparó muestras de sangre."
No entiendo nada. ¿Qué se supone que se puede encontrar en una casa para demostrar que cincuenta y tantos años antes Hitler dejó preñada a una adolescente francesa? ¿Un relato autógrafo de Adolf escrito en una pared y relatando su aventura erótica? Va a ser que no porque en este caso o si hubiera cartas íntimas, fotografías personales... alguna prueba real de que al menos hubo una relación entre ambos (lo de la preñez es otra historia porque de lo uno no se seguiría necesariamente lo otro) no hubieran dejado de contárnoslo. Si la investigación sobre la casa me deja ojiplático lo del investigador de la Universidad de Heidelberg ya alcanza la cota del sindiós. Sí, yo también veo CSI y sus maravillosos análisis de ADN en cinco minutos, el problema es que en la década de los 70 un investigador por muy de la Universidad de Heidelberg que fuera no pudo hacer un test de paternidad mediante ADN por la sencilla razón de que no comenzaron a hacerse hasta 1988. Antes de eso, lo que se solía hacer era un estudio de los grupos sanguíneos del padre supuesto y su hijo presunto lo que, con suerte, se podía traducir en la imposibilidad del hecho pero que nunca permitía asegurar la paternidad.
"«Todos llegaron a la misma conclusión: Jean-Marie Loret era probablemente el hijo de Adolf Hitler», publica la revista."
Lo que, como acabamos de ver, no tenía prueba alguna en su favor, así que me parece fantástico que llegaran a esa conclusión pero el argumento de autoridad es sólo una falacia lógica.
"La madre de Loret, Charlotte Lobjoie, tenía 16 años cuando Hitler, que sirvió en Francia durante la Primera Guerra Mundial, tuvo supuestamente un romance con ella en 1917. Según escribe Loret, sus padres se habrían conocido en un campo de heno en Fournes-en-Weppe."
La cosa se pone cada vez más improbable porque, por si alguien lo ha olvidado, Hitler sirvió en Francia... en el ejército alemán que, por si alguien no lo sabe, luchaba contra Francia. Sí, siempre ha habido casos de confraternización con el enemigo (por llamarlo de alguna forma bastante eufemística en este caso), pero el retrato que hicieron sus compañeros militares del Hitler que combatió durante la I GM es el de un ordenancista fanático (y que como tal echó en cara a sus conmilitones los intentos de confraternización -ejem, ejem- con las enemigas) y pacato en temas sexuales que no casa demasiado bien con el romántico enamorado en el campo de heno.
"Charlotte Lobjoie siempre se negó a hablar de las circunstancias que rodearon al nacimiento de su hijo y lo dio en adopción en 1934. Solo unas semanas antes de morir habría reconocido la paternidad de Loret."
Pues ahora ya sí que no entiendo nada. Por de pronta da en adopción a su niño cuando éste... tenía 16 años puesto que había nacido en 1918 (un poco más y lo adoptan con la mili ya cumplida) y cuando su papá ya era canciller alemán, papá que pasó de su supuesto niño y su presunta amante en ese momento pero que, según se nos dijo más arriba, durante la II GM pasa una pensión a madame Lobjoie (después Loret) a través del ejército francés. Un poco tarde para preocuparse por el nene que, para entonces, ya tenía 21 años.
Claro que me podía haber ahorrado todo este rollo (y el ABC el ridículo que ha hecho) si hubiera empezado por recordar que en 2008 el periodista Jean-Paul Mulders solicitó la colaboración de los descendientes de Alois Hitler (el papá de la mala bestia de Adolf. Perdón. Me he pasado. Que me perdonen las malas bestias por tan ofensiva equiparación) y de los Lorets para hacer (esta vez sí y sin necesidad de los dramáticos investigadores de la Universidad de Heidelberg) unas pruebas de ADN que dieron como resultado ése que estás imaginando... y si no te lo imaginas, lo puedes leer aquí.
Un caso más de "Que la verdad no te estropee una noticia."
ResponderEliminarCoño, viendo esa pintura, Hittler no era mal pintor ¿quién fue el joputa que le dijo que era malo y que debía ocuparse en otra cosa?.
ResponderEliminarSanto Dios, has malentendido profundamente el Onus Probandi. Os aconsejo que os lo leáis por vosotros mismos. La página de la Wikipedia y un análisis superficial son suficientes para desestimar lo que ha escrito.
ResponderEliminarLos dogmas no necesitan pruebas, Dios es dogma, entonces quien afirma su existencia está relevado de pruebas.
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