Debemos a Giuseppe Tomasi di Lampedusa una de las frases más cínicas (y por tanto más acertadas) que jamás se hayan escrito: Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.
Durante su vida (1896-1957) Italia conoció cuatro regímenes distintos (monarquía parlamentaria, monarquía aliada con la dictadura fascista, república social fascista, república democrática), las dos guerras mundiales (y algún conflicto menor) y se vio involucrada en alguna situación esperpéntica como el Estado libre de Fiume. Fue un periodo convulso en el que, sin embargo, las familias de la aristocracia italiana (a la que él mismo pertenecía) conservaron sus propiedades y buena parte de su influencia política lo que unido al rechazo por parte de las más importantes editoriales italianas de su novela El gatopardo (sólo fue publicada después de la muerte de su autor aunque hoy está considerada como una obra clásica) explican el cinismo del autor que muchos españoles comprendemos perfectamente por haber vivido algo similar.
Mutatis mutandis y pese a que Sebastián diga en La verbena de la Paloma Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad nos encontramos con el lampedusismo, lo cambiamos todo para que todo siga igual. La triaca magna, la panacea farmacológica desde la época clásica hasta los S XVIII-XIX, y en cuya composición figuraba la carne de víbora dio origen al aceite de serpiente cuyo nombre se ha convertido en sinónimo de charlatanería. Hoy el aceite de serpiente se ha mostrado proteico, desde pulseras magnéticas u holográficas a champú de caballo, cualquier cosa vale para seguir prometiendo beneficios maravillosos, palabras que casi siempre acaban en nada cuando se enfrentan al ancho mar como cantaba Victor Manuel.
A ti no sé, pero Víctor Manuel me ha parecido siempre un cantamañanas. Ana Belén, su mujer, me ha parecido siempre mejor persona, a la vez que poseedora de una mejor voz.
ResponderEliminarEs que en este caso no puedo ser objetivo porque para mí Victor Manuel (como Labordeta, Patxi Andión, Lluis Llach...) es mucho más que un cantante, es la voz que me acompañaba en momentos muy duros (y alguno de ellos no es que tuviera una voz manifiestamente mejorable, es que cantaba horrorosamente mal. De igual forma, alguna de sus canciones desde la perspectiva de hoy no es que sea mala, es que resulta horrrrible-sic-) así que me recuerdan los tiempos en que fui joven e idealista (e idiota, para dejarme de eufemismos).
EliminarDicho esto, sigo teniendo Géminis (en especial su desgraciadamente olvidada cara B) como uno de mis pocos LPs de cabecera (y creo que el único posterior a 1980), así que no puedo decir nada en contra de su esposa ;-)