jueves, 15 de marzo de 2012

Ficciones

Jesús Ángel Lemus está resultando ser digno émulo de aquel Pierre Menard que imaginó Jorge Luis Borges en su cuentario intitulado Ficciones, aunque, al contrario que el oscuro poeta simbolista francés que intentó ser autor de El Quijote, nuestro compatriota empleó su ingenio en escribir Jesús Ángel Lemus, investigador científico. A los dos primeros actos de esta tragicomedia (¿o era una farsa?) ya conocidos, a saber, cómo inventarse los resultados de una investigación científica y cómo conseguir que un fantasma avale tus investigaciones inexistentes, se ha añadido el tercero (y ya veremos si último o si esta obra sigue la estructura del teatro isabelino) cómo convertir la redacción de un curriculum vitae en un nuevo género literario.

En Este País alguien (Concepción Arenal si he de ponerme en plan acusica) pronunció una de las frases más memas que se recuerdan: Odia el delito y compadece al delincuente. Este exceso de buenismo se olvidó de dos detallitos, que sin delincuente no hay delito, y que en todo delito hay al menos una víctima que es quien realmente merece nuestra compasión. Nada más lejos de mi intención, por ello, que pretender atenuar en modo alguno los actos presuntamente cometidos por Jesús Ángel Lemus que tendrá que responder por ellos ante el Comité de Ética del CSIC y en el que caso de que tengan consideración penal ante un tribunal de justicia. En oposición a la afirmación de Concepción Arenal elijo el refranero español: Que cada palo aguante su vela. Espero que se haga justicia y ésta no consiste en mostrarse benevolente sino en dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece.

Dicho esto, me preocupa (y no me sorprende porque estamos En Este País) que este affaire (afortunadamente por el momento nos libramos del afeg que no hubiera desentonado en la compañía del güisqui, del jipi y del bluyín) se esté quedando en una cuestión meramente personal. Lemus presuntamente se inventó los resultados de sus investigaciones, presuntamente creó un investigador que corroborara sus datos y  presuntamente se inventó publicaciones científicas para inflar su currriculum vitae. De todo esto le corresponde la reponsabilidad en exclusiva. Sin embargo hubo revistas científicas que aceptaron los trabajos firmados por un fantasma, ha habido organismos que han dado por bueno su curriculum vitae (de hecho estaba colgado en la web del Museo Nacional de Ciencias Naturales) y ha trabajado durante años para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas cuando la más leve investigación sobre sus afirmaciones hubiera puesto a la luz sus presuntas imposturas. La única conclusión lógica que podemos obtener es que nadie puso en duda sus afirmaciones y esto me parece muy grave cuando estamos hablando de dinero público. Por poner sólo un ejemplo, en este BOE (en la 5º página) puede ver que el Ministerio de Ciencia e Innovación en 2009 le concedió una beca de 5.750 € para una estancia de 91 días en un centro de I+D en Argentina.

No tengo la menor esperanza de que nadie asuma ninguna responsabilidad por el hecho de que este señor haya estado engañando presuntamente a todos sus compañeros, superiores... durante años y sin que nadie dudara de él en ningún momento hasta el año pasado. A fin de cuentas estamos En Este País que está lleno de gente que pretende ser irresponsable en su primera acepción y que en realidad lo es en su segunda acepción. Me conformaría si, al menos, este escándalo (que debiera serlo, pero está silente con la excepción de El País) sirviera para adoptar mecanismos que imposibilitaran presuntos fraudes intelectuales como éste cuando estamos hablando de dinero público. Por supuesto en cualquier actividad puede haber sinvergüezas y nada de esto debe hacer suponer que en la investigación científica española este tipo de imposturas sea la norma en vez de la dolorosa excepción, pero tampoco debemos suponer que ni está sucediendo ni va a volver a suceder nada similar.

1 comentario:

  1. ...Como éste hay tantos y de los que ya hemos oído muchas veces. Algunos, incluso, fueron ministros, políticos principalmente. Otros fueron directores generales de la "gc"...
    Uno de los últimos, aunque privados, los de los vigilantes...
    Puro mimetismo, incluso e el taxi...
    Saú2.

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