Regaliz y otras hierbas

X edición de la Fería Esotérica. ¿Quién hace un publirreportaje de tan esperpéntico evento? En efecto, ellos. Eso sí, además de la ausencia de crítica que caracteriza al diario madrileño cuando informa (la ternilla por los suelos) de estos actos, en esta ocasión han decidido innovar las formas inventándose un nuevo idioma, el abecediario (sic) esotérico (o algo así). Si existiera un premio para el artículo periodístico peor escrito, éste tendría todas las papeletas de la rifa. En él podemos encontrar  nuestro aura,
Fería, azulcar, desordados, visitates...

Si la forma es deplorable, el fondo está en consonancia. Ya desde el titular:

Las buenas vibraciones andas sueltas por el Invernadero de la estación de Atocha

podemos intuir que la diversión está garantizada bien porque The Beach Boys den un concierto en Madrid, bien por alguna chaladura esotérica, género nuevaerense, especie jipi (sic) demodé.

Pronto salimos de dudas. La fotografía de un santón (astrólo -sic- hindú según el pie de foto) entre el arcángel Migel (el del escudo y la lanza) y el arcángel Rafael (el del báculo de peregrino y el besugo) ambos de estilo San Sulpicio (forma educada de decir que aúnan a partes iguales beatería con cursilería artística) sólo podría ser mejorada si todos ellos aparecieran reflejados en los espejos deformantes de la calle de Gato.

Si quedara alguna duda, el cuerpo del artículo la disiparía. Gansada tras gansada, van apareciendo todos los tópicos de la New Age desde el Arte vibracional (¿eso es hacer maravillas con un dildo?) hasta lociones curativas y regeneradoras de le -sic- energía positiva (éstos hicieron novillos el día que explicaron la Ley de conservación de la energía).

No hay en ello el menor motivo para el asombro, hasta que nos damos cuenta de que estos artistas ni siquiera saben de qué están hablando. Ya lo intuimos al ver que el supuesto astrólo -sic- hindú aparece en la foto (además de luciendo una bufanda-estola particularmente horrorosa) haciendo una lectura de manos cuando la astrología y la quiromancia sólo comparten una cosa, ser una filfa; pero cuando se confirma esa sospecha es cuando habla la señora del regaliz:  El regaliz es resina de arbusto y es buenísimo para muchas cosas. Evidentemente entre esas cosas no se cuenta el de saber qué coj demonios es el regaliz. No sé si está confundiendo el regaliz con la mirra, el incienso, la goma arábiga... pero el regaliz no es más que una planta herbácea, la Glycyrrhiza glabra, y la parte que se consume es la raíz. Espero que la experta de marras no se ponga a hacer sahumerios con regaliz o a mascar incienso... Seguimos con la resina arbustiva (ejem): Entre las variedades de este productio -sic- vemos el antaño famoso «paloduz» dulzoncete -sic- que chupaban los niños sin rechistar por lo bueno que estaba. De ahí arranca el regaliz. El paloduz u ororuz no es ninguna variedad del regaliz sino otros nombres de la misma planta como también lo son palodulce o chocolate del moro. Por supuesto del regaliz arranca el regaliz (se habrá quedado calva la periodista). Lo hay natural, de anís, de violeta, balsámico, de menta y sin azulcar -sic- para los diabéticos. Me encanta la coherencia de estos neojipis (sic). Todo el día a vueltas con lo natural y después son capaces de comprar regaliz de violeta o de menta que es lo más artificial que te puedas imaginar. Es antitusivo y mucolítico pero también viene muy bien, por lo visto, para el estreñimiento, la menopausia y la acidez estomacal. Y gracias a su contenido en glicirrina es mano de santo para elevar la tensión, aumentar el nivel de sodio y disminuir el del potasio hasta el punto de que puede provocar problemas hepáticos. Ya se sabe, lo natural nunca tiene efectos secundarios...

Después de esta lección magistral sobre el regaliz, llegamos a lo importante, la caja: Las cartas te las pueden echar por 36 euros. Y, también, puedes salir con cremas hidratantes naturales cien por cien a 15 euros cada caja con pinta de cundir mucho. Después de eso no entiendo que la directora de esta feria asegure: Aquí no hacemos milagros. No hay engaño. Estoy de acuerdo con la primera frase, pero salvo que le digan al paisano al que cobran 36 euros de vellón por echarle las cartas que eso no es más que un entretenimiento y que la capacidad de ver el futuro de un cartomante es exactamente igual al don para la videncia que posee el semáforo de la esquina, hay un clarísimo engaño. Claro que esa aseveración resulta diáfana al lado de estas frases de la periodista de marras: Una Feria para disfrutar. Aquí no caben supersticiosos porque nada se disparata. A los incrédulos no se les obliga a creer si no quieren. ¿Mande? ¿En una feria (¿o era un circo?) esotérica no caben supersticiosos? ¿Quiénes pretenden que acudan? ¿Los escépticos? Aclaración para la insigne gacetillera: Superticioso: Dicho de una persona: Que cree en ella. (en la superstición)  Superstición: Creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón. O nos demuestra que la astrología, cartomancia, quiromancia, aurología... no son creencias contrarias a la razón o el nombre que cuadra a estas disciplinas (hoy estoy con ganas de cachondeo) es el de superstición y a los que creen en ellas el de supersticiosos. ¿Nada se disparata en esta feria? Disparatar:  Decir o hacer algo fuera de razón y regla. ¿No ha encontrado nada en este evento que cumpla esta definición? Por ejemplo:  Se dice artista y nos muestra pinturas realizadas con materiales que vibran. Con buenas vibraciones.  Ah, y muchas gracias por no obligarnos a creer en estas majaderías. Es todo un detalle por su parte.