martes, 15 de noviembre de 2011

Elemental, querido ABC

Preparemos la gorra de caza, la cachimba, la lupa y la jeringuilla con una disolución de cocaína (bueno, esto será mejor que lo olvidemos para que no nos caiga encima la DEA y su pastelera madre) y busquemos un ayudante bastante tonto que cojee porque recibió una herida en el brazo (ya hemos dicho que tiene que ser bastante tonto)  porque vamos a jugar a detectives.

El ABC nos obsequia con este supuesto enigma policiaco en el que pronto comenzamos a ver pistas que nos conducen a la deducción de que algunos periodistas podían ocupar el lugar del ayudante bastante tonto:

"Ashford lo deja bien claro en «The Guardian» (aunque explorará esa posibilidad en su próxima novela)"

En realidad,  LidsayAshford exploró esa posibilidad en su última novela The Mysterious Death of Miss Austen que se puso a la venta el pasado octubre (¡Caramba! ¡Qué coincidencia!).

Si algo comienza a podrido sin necesidad de acercarnos a Dinamarca, la cosa se pone incluso peor si recordamos un detallito de ésos que convierten la prueba de cargo en un chiste. ¿Cuál? No es la primera vez que se sostiene el envenenamiento (accidental o intencionado) por arsénico de un famoso basándose en el hecho de encontrar dicha substancia en mechones de cabello del finado. El más famoso, por supuesto, Napoleón Bonaparte. El problema es que el arsénico no sólo se usaba frecuentemente en la farmacopea de la época sino en otros muchos preparados como tónicos capilares y también se usaba para otra cosita, como conservante como sabemos todos los que hemos practicado la taxidermia in illo tempore.

Victor Blair dice en este artículo lo siguiente:

"It should also be pointed out that, souvenirs of hair samples of famous people were common gifts to persons desiring a keepsake. To preserve it for posterity, the hair was sprinkled with arsenic powder and then sealed in a vial or compact to prevent parasitic damage."

Elemental,  mi querido Demicheli. Si empleas arsénico para conservar los mechones de pelo de los famosos encontrarás restos de arsénico en ellos sin que haya existido ningún envenenamiento ni intencionado ni accidental. Con lo guapos que nos habíamos puesto con la gorra gilipollesca y demás complementos holmesianos y al final no hay caso que investigar...  

    

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