viernes, 25 de noviembre de 2011

Grandilocuencia desperdiciada

El ABC nos regala este ditirámbico titular:

Renace la santa Rusia

En el desarrollo de la noticia encontramos párrafos como:

"Más de un millón de personas harán cola pacientemente ante la catedral moscovita de Cristo Salvador para besar el relicario que contiene uno de los tres fragmentos existentes del milagroso cinturón de la Virgen María."

"A Natalia, que lleva ya seis horas en la fila con temperaturas inferiores a los seis grados bajo cero, le quedan todavía por delante no menos de quince horas de paciencia."

"El ex jefe del Estado ruso y candidato a las presidenciales de marzo fue precisamente uno de los primeros que tuvieron la oportunidad de venerar el cinturón de la Virgen el pasado 20 de octubre, en San Petersburgo. La prenda —tejida por la propia madre de Jesús con lana de camello— ha llegado a Rusia desde el Monasterio Vatopedi, en el Monte Athos (Grecia), y ha recorrido ya, además de San Petersburgo y Moscú, las ciudades de Ekaterimburgo, Krasnoyarsk, Norilsk, Tiumén, Ussurisk y Vladivostok."

En una notable desaparición del pensamiento crítico en ningún momento se nos dice, ni tan siquiera se sugiere, que la reliquia virginal tiene la misma autenticidad que un euro de corcho. Tan portentosas reliquias están esparcidas por iglesias y monasterios de toda la cristiandad (de toda la cristiandad que las admite, claro está) y todas, absolutamente todas las relacionadas con Jesús, María, san José, san Juan Bautista... tienen algo en común, su falsedad.

Tenemos el prejuicio de ver el pasado desde nuestra perspectiva actual. Por ello pensamos que el Cristianismo nace como una nueva religión desde el mismo momento de la existencia de Jesús. La realidad fue muy distinta, el Cristianismo nace como una corriente dentro del Judaísmo que convivía con otras sectas como el Fariseísmo, el Saduceísmo o el Esenismo. Es a partir del comienzo de la apertura a los gentiles (lo que conduce a eliminar la circuncisión, a olvidarse de los alimentos impuros...) cuando comienzan las tensiones entre Judaísmo y Cristianismo que conducirán a la ruptura tras la guerra de Judea aunque, por ejemplo, sinagoga e iglesia significan lo mismo (reunión, asamblea).

¿A qué venía esto? A que el concepto de reliquia es ajeno al Judaísmo. Por tanto nadie se preocupó de guardar el cinturón de María, ni el báculo de san José ni muchísimo menos (porque al haber estado en contacto con un cadáver no sólo no tenía para los judíos ningún sentido sino que eran un objeto impuro) los clavos de Cristo, la corona de espina ni los lienzos sepulcrales. Todas las supuestas reliquias relacionadas con la Sagrada Familia tienen ese vicio de origen que, cuando investigamos su procedencia, se convierte en falsedad manifiesta.

Ya que estamos con el cinturón de María, aquí tenemos la historia de otro cinturón (o de otro trozo del mismo cinturón, a saber) que sólo puedo calificar como uno de los mejores sainetes que haya leído en mi vida. Me imagino al papá de María preocupado por tener que pagar la dote de su niña y viendo al futuro yerno Miguel con cara de tonto le largó la preciada reliquia familiar...

Lejos del tono triunfal de esta noticia, la realidad es que miles de moscovitas hacen colas kilométricas a una temperatura glacial para venerar una falsa reliquia. Nada que celebrar y sí mucho para apenarse. El número de Migueles es infinito.

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